• Una mujer sentada sobre una cama, con un vestido claro de flores, sostiene su rodilla derecha con gesto de dolor. La imagen resalta la articulación con un círculo rojo para indicar la zona afectada por posible artrosis de rodilla.

Artrosis de rodilla: causas, síntomas y opciones de tratamiento

La artrosis de rodilla, también conocida como osteoartritis, es una enfermedad degenerativa que afecta al cartílago articular. Este tejido protege los extremos de los huesos en la articulación, y su desgaste progresivo provoca dolor, rigidez y dificultad para moverse. Es una de las causas más comunes de dolor en la rodilla, especialmente en personas mayores de 50 años.

Causas principales de la artrosis de rodilla

La artrosis de rodilla puede desarrollarse por múltiples razones, muchas de ellas relacionadas con el desgaste natural de la articulación, pero también influida por factores biomecánicos, hereditarios o por lesiones previas.

  1. Envejecimiento: Con los años, el cartílago pierde su capacidad de regenerarse.
  2. Sobrecarga articular: El sobrepeso o actividades repetitivas pueden acelerar el desgaste.
  3. Lesiones previas: Roturas de meniscos, lesiones ligamentarias o fracturas pueden predisponer a la artrosis.
  4. Factores genéticos: Algunas personas tienen mayor predisposición a desarrollar artrosis.
  5. Desalineaciones: Piernas arqueadas o problemas biomecánicos aumentan el estrés en ciertas áreas de la rodilla.

¿Cuáles son los síntomas?

La artrosis de rodilla suele presentar síntomas progresivos, que al principio pueden ser leves pero que, con el tiempo, interfieren en la calidad de vida. Estos signos pueden variar de una persona a otra, pero los más comunes son los siguientes:

  • Dolor que empeora con el movimiento o después de períodos de inactividad.
  • Rigidez matutina o al estar sentado mucho tiempo.
  • Crujidos o sensación de roce en la articulación.
  • Hinchazón ocasional y disminución de la movilidad.

Opciones de tratamiento para la artrosis de rodilla

El tratamiento de la artrosis de rodilla debe ser individualizado, y puede combinar medidas conservadoras, terapias complementarias y, en los casos más graves, intervención quirúrgica. La elección dependerá del grado de afectación y de los objetivos funcionales del paciente.

1. Medidas conservadoras

  • Ejercicio moderado: Actividades de bajo impacto como caminar, nadar o el ciclismo fortalecen los músculos y alivian la carga en la articulación.
  • Control del peso: Reducir el peso corporal disminuye el estrés sobre la rodilla.
  • Fisioterapia: Mejora la estabilidad y movilidad.
  • Medicamentos: Analgésicos y antiinflamatorios para el manejo del dolor.

2. Terapias complementarias:

  • Infiltraciones de ácido hialurónico o PRP: Ayudan a lubricar la articulación y reducir el dolor.
  • Ortesis: Rodilleras específicas o plantillas ortopédicas.

3. Tratamiento quirúrgico:

  • Artroscopía: Para casos leves con daño focalizado.
  • Prótesis total o parcial: En casos avanzados, cuando el dolor y la discapacidad limitan la calidad de vida.

Conclusión

El manejo temprano y la adopción de hábitos saludables son fundamentales para ralentizar la progresión de la artrosis y mantener la calidad de vida. Consultar con un especialista ayudará a determinar el tratamiento más adecuado para cada caso.

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