La sensación que algo salta en la cadera es bastante frecuente. Y no quiere decir que se rompa ni se desgaste la cadera. Suele ser un tendón (psoas) cuando el salto se nota en la ingle, o la fascia lata cuando se nota en el lateral de la cadera.
Tanto uno como el otro se producen cuando estos tendones están un poco más tensos, rígidos y resbalan por encima del hueso, tanto la pelvis en el caso de la cadera en resorte por el psoas como el trocánter cuando es lateral. En ningún caso tiene más problema que el agobio o la sensación de malestar en los pacientes que lo tienen. La mayoría lo tienen desde hace muchos años, pero a los que les aparece desde hace unos meses o les aumenta la sensación, incluso se hace audible para los demás, suelen preocuparse.
Evaluación de la cadera.
Cuando evaluamos estas caderas en resorte es importante saber si se asocian a dolor. Porque el hecho que salte el tendón no tiene riesgo, no se rompe ni se desgasta el tendón, pero cuando al saltar produce dolor es que hay algo más.
Cuando el salto es en la zona de la ingle, y aparece dolor en relación con este chasquido, buscaremos que exista una lesión de pinzamiento en la cadera. Suele asociarse una rotura de labrum, una lesión en la articulación. Suelen ser pacientes que sí tenían hace años la sensación de chasquido, pero el dolor les apareció los últimos meses. En el caso del chasquido lateral se asocia a dolor cuando aparece inflamación tanto en la bursa trocantérica, en el tendón del glúteo medio o en el contexto de los que llamamos síndrome doloroso del trocánter mayor.
Tratamientos para solucionar este salto en la cadera.
Una vez diagnosticado el problema, si no existe dolor, normalmente no hay que realizar ningún tratamiento. Si la aparición es reciente suele asociarse a algún cambio de hábitos de actividad. En estos casos se realizan estiramientos de la zona para hacer que el tendón sea más elástico y salte en menor proporción. Incluso si genera dolor esta suele ser la primera medida. Si es más elástico salta menos o produce menos inflamación.
En caso de que estas medidas sean insuficientes, que persistan el dolor o la molestia sea muy intensa o agobie mucho al paciente se planean medidas más agresivas. Los tratamientos con infiltraciones o con ondas de choque consiguen reducir el componente doloroso, pero suelen ser insuficientes para evitar el resalte.
El tratamiento más radical es la cirugía. Suele ser mediante cirugía mínimamente invasiva, normalmente mediante endoscopia con técnicas artroscópicas. Realizando dos o tres orificios se accede al tendón y se corta o abre una ventana para que el hueso bajo el tendón pueda moverse con libertad y no hacer el resalte.
La recuperación de esta cirugía requiere unas semanas de rehabilitación, aunque permite la deambulación inmediata, aunque sea con ayuda de bastones o muletas.
Si buscamos en nuestro entorno y preguntamos a nuestros conocidos es habitual que alguno de ellos tenga un resalte en su lateral que nunca le ha dado ningún problema. Es también muy probable que nunca le produzca ningún problema. Es por ello por lo que debe ser motivo de consulta si el resalte aumenta de intensidad, empieza a molestar o aparece dolor asociado porque seguramente se asocia algún otro problema que necesita ser tratado.