El síndrome de conflicto subacromial es aquél conjunto de signos y síntomas producidos por la inflamación e irritación de los tendones del hombro, denominados manguito rotador, a su paso por debajo del arco subacromial (espacio delimitado por el acromion y el ligamento coracoacromial), resultando en dolor, debilidad y pérdida de movilidad. Este síndrome se considera el inicio de una cascada de acontecimientos que pueden desencadenar en problemas más graves de hombro. Lo que al principio es dolor por rozamiento causando inflamación se acaba convirtiendo en dolor por rotura parcial o total del manguito rotador, y más tarde potencialmente en rotura masiva o artropatía del manguito rotador. En la rotura masiva los tendones ya no pueden en general repararse, y en la artropatía del manguito rotador la articulación ya ha iniciado artrosis que imposibilitan, por norma general, otra opción terapéutica fiable que no sea la prótesis de hombro. Por tanto, es muy importante conocer en qué consiste este síndrome para identificarlo a tiempo y poder quizás solucionarlo con un tratamiento más sencillo y menos agresivo o incluso implementar medidas de prevención.
El síndrome de conflicto subacromial suele manifestarse como un dolor lateral o anterolateral del hombro, que en ocasiones irradia casi hasta el codo, ante movimientos de elevación del brazo tales como peinarse o lavarse el pelo, coger un objeto de la estantería o quitarse la camiseta. También es muy frecuente que el paciente note dolor nocturno según la posición de dormir. Es la causa de dolor en el hombro más frecuente, afectando con mayor frecuencia a pacientes que trabajen en profesiones de riesgo (todas aquellas que acarrean la movilización de pesos o movimientos de elevación del brazo de manera repetitiva) o aficionados a deportes con gran exigencia para miembros superiores (tales como tenis, padel, balonmano, balonvolea, o natación).
Es muy importante que ante un dolor de hombro se consulte a un traumatólogo especialista en hombro dado que existen matices importantes a la hora de diagnosticar y proponer el mejor tratamiento para cada paciente tales como: tipo de acromion, presencia o no de artrosis acromioclavicular, calcificación del ligamento coracoacromial, engrosamiento perióstico subacromial, ángulo , bursa subacromial patológica, presencia de os acromiale, presencia de contractura de la cápsula posterior, disquinesia escapular, o microinestabilidad glenohumeral asociada entre otras. El tratamiento del síndrome de conflicto subacromial debe tener en cuenta todas y cada una de las patologías asociadas o características del paciente que pueda presentarse.
Por lo general, el tratamiento del síndrome de conflicto subacromial incluye la fisioterapia encaminada a desinflamar la articulación acromiohumeral y reequilibrar la musculatura del manguito rotador y periescapular para proporcionar al paciente un funcionamiento del hombro más eficiente y equilibrado que ayude a prevenir futuros episodios. La fisioterapia se asocia normalmente a la administración de anti-inflamatorios vía oral y evitar actividades nocivas hasta mejoría de los síntomas. En ocasiones se deberá recomendar también la infiltración subacromial. En los casos en los que el tratamiento conservador no funciona se recomendará una artroscopia de hombro para realizar una descompresión subacromial. Si ya existe una rotura parcial o total del manguito rotador se recomienda el tratamiento quirúrgico, procediéndose a la reparación del manguito rotador, normalmente por artroscopia, y proporcionar un mayor espacio acromiohumeral si estuviera este claramente disminuido. La reparación artroscópica del manguito rotador consiste en el implante de anclajes reabsorbibles dotados de hilos que al anudarlos fijan el tendón de vuelta al hueso. Es un tratamiento muy eficaz cuando se realiza a tiempo.
El trabajo de prevención primaria o secundaria es igual de importante y requiere de la participación de fisioterapeutas especializados en hombro que conozcan la fisiopatología y realicen una evaluación exhaustiva del paciente para saber muy bien qué de corregirse y cómo conseguirlo. En general se recomienda empezar por ejercicios de tonificación del manguito rotador primero con el brazo pegado al tronco, para seguidamente progresar a ejercicios más globales (movimientos con implicación de varios grupos musculares) y similares a actividades básicas de la vida cotidiana o deportivos. No debe nunca olvidarse a la articulación escapulotorácica e incluir en los programas de tratamiento y prevención ejercicios que produzcan una adecuada estabilidad y función de esta articulación.