Rodillas A Prueba Del Tiempo

A medida que cumplimos años, nuestras rodillas van acumulando esfuerzos y pueden sufrir un proceso de desgaste; el cartílago, capa de revestimiento del hueso en las articulaciones tiene una gran capacidad amortiguadora, pero cuando desaparece o se daña, deja desprotegido el hueso subcondral y da lugar a los síntomas de la conocida “artrosis”, véase dolor, inflamación y deformidad progresiva; meniscos y ligamentos también se debilitan con el tiempo y se suman al deterioro global de la rodilla; la artrosis es más frecuente en personas mayores, sobre todo mujeres, pero también puede afectar a personas con antecedentes de lesión de rodilla, sobrepeso, sobreesfuerzos o historia familiar; se estima que una de cada 10 personas sufrirá artrosis sintomática de rodilla.

“Por otro lado, el hecho de tener un desgaste de cartílago, focal o difuso, no implica necesariamente estar condenado al dolor o tener que someterse a una intervención; hay mucho que podemos hacer para minimizar los síntomas, dice el Dr. Gonzalo Samitier, especialista en Cirugía de Rodilla del Instituto Cugat”.

Control del peso y una dieta adecuada

Parece un tópico, pero el peso tiene un efecto mecánico directo sobre nuestras rodillas.
“Cada kilo de más se traduce en 4kg de presión adicional sobre nuestras articulaciones de carga” dice el Dr Samitier.
Eliminar el sobrepeso puede hacer desaparecer o minimizar el dolor de carácter artrósico, mientras que el simple hecho de mejorar nuestra dieta y los nutrientes que aportamos a nuestro organismo para conseguir este objetivo va a mejorar la calidad de nuestros tejidos, entre ellos el cartílago, y nuestra salud general, algo muy aconsejable si finalmente necesitáramos una intervención quirúrgica.

Trabajar la fuerza y la movilidad

Un trabajo específico de la musculatura del muslo, en especial del cuádriceps e isquiotibiales ejerce un papel protector de nuestras rodillas; ejercicios como las extensiones de rodilla con resistencia desde posición de sentado, la media sentadilla o actividades como caminar dentro del agua y la bicicleta, son algo sencillo que podemos hacer diariamente para mejorar nuestras rodillas. Un rehabilitador, un fisioterapeuta o un preparador físico pueden ayudarnos inicialmente a realizar los ejercicios de forma correcta y a encontrar aquellos que mejor se adaptan a nosotros.
La rodilla artrósica pierde rango de movimiento de forma progresiva y aunque esto no es completamente reversible, debemos esforzarnos en mantener la mayor movilidad y flexibilidad de nuestras articulaciones posible.

“La pérdida de algunos grados de flexión en la rodilla no es tan relevante, pero una rodilla en “flexo”, que no se estira completamente, es especialmente deletéreo en el largo plazo para la rótula y la rodilla en su conjunto y debe intentar corregirse” dice el experto, el Dr. Gonzalo Samitier.

Ejercicio físico SI, pero con inteligencia.

El paciente con problemas de cartílago, ha de saber adaptarse a lo que más le conviene en el largo plazo y priorizar actividades sin impacto como la bicicleta, elíptica o la piscina frente a otras de impacto como la carrera, el salto o el levantamiento de pesos extremos; una posición de la rodilla especialmente contraproducente es la hiperflexión con carga o la posición de “cuclillas”, muy habitual en determinadas profesiones o actividades; la presión que se ejerce sobre los meniscos y el cartílago es enorme y en el largo plazo puede conducir a su deterioro; elija sentarse en un taburete bajo o bien en el suelo al realizar dichas actividades.

Mejor estar sentado o de pie?

Los pacientes con artrosis, acusan a menudo una posición prolongada de pie o el hecho de caminar durante largo tiempo, en especial si el terreno es irregular, por lo que se debe intentar no llegar hasta el punto en el que aparece el dolor; la inactividad por otro lado, evita los esfuerzos que pueden desencadenar el dolor y hace que los pacientes con artrosis se sientan mejor sentados o tumbados, pero si eso se traduce en un sedentarismo excesivo entonces perdemos todas las ventajas mencionadas anteriormente, el mantener un buen tono muscular, el control del peso y deteriorará nuestra salud en general, por lo que hemos de buscar un punto intermedio.

El efecto de las plantillas

Si va a caminar o a permanecer mucho tiempo de pie, utilice calzado adecuado, cómodo y con suela blanda; una plantilla no es imprescindible pero puede ayudar a encontrar mayor confort en nuestras horas más activas. Tampoco el corregir pequeñas dismetrías, por debajo de 1.5cm, suele cambiar en gran medida los síntomas que pudiéramos tener derivados de la enfermedad artrósica.
“En pacientes con genu varo (piernas arqueadas) o genu valgo (rodillas en “X”) se puede disminuir la presión en el compartimento afecto, medial o lateral respectivamente, colocando una cuña sobreelevada +5-7mm, en la plantilla o en la suela del zapato; su equivalente quirúrgico es la osteotomía de realineamiento de tibia o fémur, y se indica en aquellos pacientes relativamente jóvenes, <50-55 años, con alteraciones del eje y artropatía sintomática de un compartimento de la rodilla, interno o externo” dice el Dr Samitier.

La solución NO está en los medicamentos ni en las infiltraciones

La dieta, el ejercicio, renunciar a determinados deportes, todo esto exige dedicación, constancia y fuerza de voluntad por lo que es comprensible que intentemos buscar soluciones “mágicas” e inmediatas a través del especialista pero, “a día de hoy, no existe ningún producto, medicamento o infiltración que regenere el cartílago dañado”. Una excesiva dependencia de los AINEs o analgésicos no es aconsejable si no se acompaña de otras medidas como las mencionadas pues el proceso artrósico sigue avanzando mientras mantenemos enmascarados los síntomas. Las infiltraciones de ácido hialurónico, ozono, factores de crecimiento, células madre o mesenquimales, por si mismas tampoco han demostrado capacidad de regeneración del cartílago y existe controversia sobre si son capaces de disminuir los síntomas de manera eficaz, bien es cierto que tampoco parecen tener un efecto negativo, por lo que si en su caso particular han sido eficaces en el pasado para aliviar los síntomas y así poder trabajar en el resto de medidas, pueden ser una opción a explorar por su médico especialista. Las infiltraciones con corticoide y anestesia local también pueden proporcionar un alivio sintomático inmediato pero rara vez en el largo plazo y tampoco se aconsejan como tratamiento de base, sino como una medida de control del dolor en periodos especialmente sintomáticos.

Uso de rodilleras

Aunque es un recurso poco utilizado por los especialistas, existen rodilleras creadas para en el manejo de los síntomas artrósicos. Hay rodilleras de descarga que potencialmente reducen la presión en el compartimento con mayor afectación, sobre todo cuando es el medial, mientras que otras rodilleras proporcionan un soporte global de la rodilla mediante un sistema de barras laterales metálicas articuladas y una sujección a nivel del muslo y la pierna. No todos los pacientes son buenos candidatos para este tipo de rodilleras, algunos las consideran incómodas, y en especial puede ser irritante en aquellos pacientes más obesos, con problemas de piel o vasculares, además de que pueden crear una cierta dependencia; pero para determinados pacientes puede ser una alternativa a considerar preferiblemente en conjunción con otras medidas.

La Cirugía SI, cuando las medidas conservadoras fracasan

La solución definitiva en el paciente con artrosis difusa de rodilla sintomática y limitante es la prótesis de rodilla; la prótesis es un dispositivo con componentes de metal y plástico que sustituye de forma parcial o completa el cartílago y hueso dañados. Se trata de una cirugía mayor, y aunque puede presentar complicaciones, estas son poco frecuentes; sus resultados en manos expertas son consistentes, con supervivencia del implante por encima del 80-90% a 15 años, siendo considerada una de las cirugías que mejora en mayor medida la calidad de vida de los pacientes.

En el paciente por debajo de los 50 años es inhabitual encontrarse una artrosis difusa como la del anciano por lo que se habla generalmente de “lesión condral o de cartílago”. Para estos pacientes la solución quirúrgica es la “cirugía de preservación de rodilla del adulto joven”, donde problemas de cartílago graves y sintomáticos se resuelven hasta en un 85-90% de los casos mediante técnicas de trasplante; con frecuencia estos pacientes presentan además lesiones combinadas de ligamentos, menisco o de desalineación por lo que cada caso debe analizarse individualmente.
“El Doctor Samitier es especialista en este tipo de procedimientos y un referente en cirugía ligamentosa y de trasplante de menisco o cartílago de la rodilla”.

Dr. Gonzalo Samitier
  • Especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica del Instituto Cugat

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