• Imagen dibujada en blanco semitransparente sobre fondo color azul donde se ve lateralmente desde la parte central del tronco hasta la parte media del cuádriceps. Donde puede verse el recorrido del nervio ciático marcado en color naranja para resaltar que en esa zona existe dolor.

Nervio ciático: síndrome doloroso del glúteo profundo

Me duele al sentarme.

Ana entró a mi consulta y no quería sentarse. Decía que las sillas de la sala de espera y del despacho eran demasiado duras y le dolía toda la pierna a los pocos minutos de sentarse. Me la enviaba uno de mis compañeros de neurocirugía porque a pesar de necesitar cirugía en su espalda por una lesión discal, esta paciente presentaba un dolor que le recorría toda la pierna, como si fuera una ciática, pero no encontraban una hernia ni un espacio que lo justificara en su espalda.

Lo cierto es que no le dolía la espalda. Desde su cirugía podía dormir e incluso caminar mejor que antes, pero le mataba ese dolor por la pierna. No podía conducir, no podía sentarse para una comida normal, incluso tenía que ponerse una mano debajo de la nalga para que se le pasara ese dolor.

Cuando tenía que subir una rampa o simplemente unas escaleras o una calle un poco inclinada, debía detenerse porque el dolor no le dejaba caminar.

Diagnóstico.

Cuando la exploré no encontré dolor en su cadera, ni siquiera en la cara lateral que justificara ese dolor. Pero en cuanto apreté justo detrás de la nalga, en una zona donde se sitúa el músculo piramidal y la salida del ciático, entonces sí que se produjo el dolor que hacía más de un año le atormentaba. Y había hecho de todo, desde medicamentos, fisioterapia, acupuntura, estiramientos, y ninguno de esos tratamientos había conseguido cambiar el dolor. Al revés, cuanto más estiraba más le dolía. Y además no conseguía que todos los médicos que visitaba le dieran una explicación y un tratamiento que le ayudara. Estaba entrando en un estado de desesperación que le cambiaba el humor y el carácter.

Además del dolor físico estaba notando un rechazo de su entorno, que no la entendían, que nadie encontraba lo que tenía pero el dolor le limitaba su vida normal. Ni en su trabajo de comercial, ni siquiera en su entorno familiar encontraba una comprensión del problema que tenía. Incluso se planteaba en algún momento si era algo que podía llegar a imaginarse, si los demás pensarían que estaba loca, que ese dolor era producto de su imaginación.

Recorrido del nervio ciático.

El dolor de glúteo profundo no es muy frecuente, pero cuando lo ves una sola vez no se te olvida nunca. Es el equivalente a pisar un cable eléctrico. Cada vez que se aprieta el ciático duele su recorrido. Y el nervio ciático es el más grande de nuestro cuerpo. Recoge la sensibilidad y da el estímulo de movimiento de toda la pierna, excepto de la cara anterior del muslo. Cuando queda atrapado desde ese punto genera dolor en dirección hacia abajo.

El ciático nace desde la médula espinal, recorre el interior de la pelvis y sale hacia la pierna debajo de un músculo que se llama piramidal. Hace años que conocíamos algunos pacientes, sobretodo corredores, delgados, que se pegaban palizas en carreras largas que llegaban a presentar un exceso de tensión en este músculo, generando una contractura del mismo y por tanto apretaban el ciático. Sabíamos que estirando este músculo y el resto de rotadores externos de la cadera, se conseguía una mayor elasticidad y los síntomas desaparecían.

También hace años conocíamos la existencia de pacientes con lo que llamábamos síndrome de isquiotibiales altos, en el ámbito del deporte, personas que realizaban zancadas largas, carreras, artes marciales, y que tenían alguna lesión del músculo, cicatrizaban de más y podían tener un dolor de la zona al realizar algún movimiento.

Vista de una chica desde atrás en el bosque vestida de deporte con pantalones oscuros y camiseta gris oscura jaspeada. Con su mano izquierda se toca la parte inferior de la nalga izquierda sobre esa zona aparece varios círculos concéntricos en rojo dando a entender que tiene esa zona dolorida.

Es por todo esto que hace años a todos estos dolores se los coloca dentro del síndrome doloroso del glúteo profundo. Aparece dolor en la zona baja del glúteo, justo donde tenemos el pliegue de la nalga. Da síntomas al sentarse, al caminar durante un rato y muchas veces tenemos que poner la mano debajo de la nalga para calmar el dolor.

La mayor parte de pruebas como las radiografías, las tomografías, la resonancia e incluso la ecografía no dan demasiada información. No dan el diagnóstico. Es una entidad que se diagnostica con la historia del paciente y la exploración. No hay más. Y aquí está la dificultad. Si es una patología poco frecuente, de difícil diagnóstico y las pruebas complementarias no ayudan a identificarlo, es fácil que el paciente recorra muchas consultas sin averiguar que tiene, por la simple razón que la mayoría de profesionales no conoce lo suficiente este problema. Si no piensas en algo nunca lo diagnosticas.

Afortunadamente los últimos años conocemos cada vez más esta patología que se produce por una presión que puede ser por el piramidal, por cicatrices en la región donde nacen los músculos isquiotibiales o en ocasiones por un exceso de tensión de estos músculos que llegan a contactar con el nervio ciático en su recorrido. Es por eso que a veces aparece el dolor cuando lleva un rato corriendo, a medida que el músculo crece porque aumenta su actividad va atrapando más el nervio y debe detenerse para disminuir los síntomas.

Tratamientos.

Cuanto tienes el diagnóstico normalmente el paciente lleva meses o algún año con síntomas y ha probado todos los tratamientos posibles como rehabilitación de diversos tipos, y nos queda la opción quirúrgica. Hace años esta cirugía era muy agresiva, con amplias cicatrices en la zona glútea porque había que levantar el músculo glúteo mayor para acceder a la salida del ciático. Pero desde que realizamos técnicas poco invasivas, podemos acceder a través de un par de orificios menores a 1 cm con los que accedemos con una cámara y podemos liberar el nervio ciático, e incluso cortar parcialmente los músculos que generan el atrapamiento del ciático.

Ana notó a los pocos días una liberación del dolor que tenía desde hacía mucho tiempo. Tras un periodo de varios meses de rehabilitación podía realizar sus actividades normales, conduciendo con normalidad, sentándose a comer con tranquilidad y paseando sin pensar si el recorrido era demasiado largo para volver.

  • Especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica del Instituto Cugat

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