• Fotografía de medio torso del Dr. Pedro Álvarez del Instituto Cugat. Posando para la cámara con camisa de rayas blancas y azules con cuello blanco, corbata azul y bata con su nombre y el del Instituto Cugat. Para el artículo “Medicina personalizada” en el blog de Instituto Cugat.

Medicina personalizada. Elevando el arte de sanar

¡Hola a todos! Soy el Dr. Pedro Álvarez, cirujano ortopédico del Instituto Cugat  y hoy quiero hablaros sobre algo que considero crucial en mi profesión y en nuestro Centro: la medicina personalizada. ¿Qué es eso? Bueno, creo que es simple: trata de ver a cada paciente como una persona única, no solo como un conjunto de síntomas o problemas médicos.

Cuando estoy en el quirófano o en la consulta no solo reviso radiografías o realizo cirugías, me detengo y pienso en la persona que existe detrás de esos huesos y músculos, de esas patologías. Porque, sí, la medicina es ciencia, es tecnología, pero también es arte y humanidad.

Imaginaros esto: dos pacientes llegan mi consulta con la misma lesión en la rodilla. Uno es un joven deportista lleno de energía y con expectativas de volver a competir, mientras que el otro es un abuelo que sólo quiere poder jugar con sus nietos sin dolor. ¿Creéis que deberían recibir exactamente el mismo tratamiento? Yo creo que no.

La medicina personalizada reconoce estas diferencias y las tiene en cuenta al planificar el tratamiento. No se trata solo de seguir un protocolo estándar, sino de adaptar nuestras decisiones a las necesidades y circunstancias únicas de cada paciente.

Conocer a nuestros pacientes.

Pero ¿por qué es tan importante esto? Bueno, dejadme contaros un secreto: los pacientes no son máquinas. No se puede simplemente meterlos en un escáner, en un programa de inteligencia artificial y obtener la solución perfecta. Necesitan algo más, necesitan sentirse escuchados, comprendidos y cuidados.

Cuando nos tomamos el tiempo para conocer a nuestros pacientes, para entender sus preocupaciones, sus miedos y sus esperanzas, creamos un vínculo especial que va más allá de la relación médico-paciente. Creamos confianza y esto en el mundo de hoy tan tecnificado es un factor diferencial y fundamental.

“Es mucho más importante saber qué persona tiene la enfermedad que qué enfermedad tiene la persona.”

Cita atribuida a Hipócrates, considerado por muchos el padre de la medicina.

Y esa confianza es crucial, porque cuando los pacientes confían en nosotros, están más dispuestos a seguir nuestras recomendaciones, a participar activamente en su propio cuidado y a enfrentar los desafíos y tratamiento con una actitud más positiva.

Pero ¿qué pasa con toda la tecnología que tenemos a nuestra disposición? ¿No deberíamos aprovecharla al máximo? La respuesta es que sí, pero con moderación y criterio. La tecnología es una herramienta poderosa, pero nunca debería reemplazar la empatía y el cuidado humano.

A menudo me encuentro con colegas obsesionados con los últimos instrumentales, las últimas técnicas y procedimientos, olvidando que detrás de cada resonancia, radiografía o scanner hay una persona que necesita algo más que una solución técnica. Necesitan compasión, comprensión y apoyo. Personas que tienen unas expectativas y que nosotros tenemos el deber de ser sinceros y humanos a la hora de explicarles los posibles resultados de los tratamientos que les proponemos.

Reflexión

Así que, ¿cuál es el veredicto? ¿Deberíamos seguir adelante con una medicina fría y tecnificada, o deberíamos abrazar la calidez y la humanidad de la medicina personalizada? Desde mi punto de vista, la respuesta es clara, debemos volver al origen y centro de la medicina, al cuidado de la persona.

La medicina personalizada no es solo una opción más, es la única opción que realmente importa. Porque al final del día, lo que realmente marca la diferencia no son las habilidades quirúrgicas o los tratamientos innovadores, sino la forma en que tratamos a nuestros pacientes y como ellos se sienten tratados.

Así que en el Instituto Cugat seguiremos luchando por una medicina, que este a la vanguardia técnica y tecnológicamente, pero que no olvide nunca la parte humana, porque eso es lo que realmente nos hará verdaderos médicos.

¡Gracias por leer!

  • Especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología del Instituto Cugat

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