• Una corredora, de la que se ve desde las rodillas hacia arriba, corre en dirección a la izquierda sobre un fondo glaseado. Viste mallas granates y camiseta negra. Con una cinta en el pelo y cola recogida. En su brazo izquierdo se puede ver un reloj

Me han dicho que tengo un pinzamiento

Judith es una mujer de 36 años muy activa. Profesional independiente con una carrera consolidada que tiene un buen nivel de vida, pero que el estrés diario que le produce toda su actividad la quema corriendo. Hasta hace 6 meses.

Desde entonces no puede correr, no puede seguir sus rutinas y esta situación le agobia. Está llegando a punto que le afecta incluso para la vida laboral. No puede aguantar más de unas horas sentada, o conducir mucho rato. Incluso su vida personal se está resintiendo. Cada vez que se agacha nota un pinchazo en la ingle y ha llegado a tal punto que incluso en sus relaciones íntimas tiene que ir con cuidado de no provocarse dolor o evita intimar por miedo a pasarlo mal.

Síntomas del dolor en la ingle.

Fue a su fisio y de inicio le trató como si tuviera un pequeño esguince, un mal gesto, pero en vista que no mejoraba le recomendó que consultara con un especialista de cadera.

Los síntomas los tiene muy claros, le duele la ingle y cada vez que gira su cadera, sobre todo con la cadera doblada nota un pinchazo muy fuerte que no le deja caminar con normalidad. Incluso al darse la vuelta en la cama, al salir y entrar del coche o al atarse los cordones de los zapatos aparece el dichoso dolor.

Además, trae una resonancia magnética donde dice que tiene el labrum roto y un pinzamiento de cadera. Pero no entiende qué significa, sólo sabe que le duele y quiere resolver su problema. Y por eso está aquí, porque somos expertos en ese tema.

Pues bien, lo primero es saber qué tiene. Y la historia nos dice que tiene un dolor que llamamos mecánico, porque se produce cuando realiza movimientos de la cadera. Además, cuando la exploramos vemos que efectivamente cuando realizamos giros de la cadera aparece dolor en una zona concreta de la cadera. Se localiza en la ingle. Cuando estiramos la cadera eses dolor disminuye e incluso puede desaparecer.

Diagnóstico.

Al revisar la resonancia vemos que tiene un problema que llamamos pinzamiento femoroacetabular o pinzamiento de cadera. Eso quiere decir que cuando mueve la cadera, al hacer girar el hueso del fémur sobre la pelvis, lo mismo que una bola en una esfera, al realizar el giro se atrapa algo, una parte blanda, que llamamos labrum acetabular, que queda atrapado entre los huesos. Ese pinzamiento, ese pellizco es lo que produce el dolor.

Y aunque se pueden realizar tratamientos conservadores, con infiltraciones, ejercicios, estiramientos, lo cierto es que cuando un paciente lleva varios meses con ese dolor, no se trata solamente de un pellizco que ha inflamado el tejido. Cuando pasa tanto tiempo y sigue doliendo, el pinzamiento suele necesitar cirugía para corregir la deformidad y la lesión de rotura.

Esta lesión se produce normalmente porque el paciente tiene uno de los huesos de la cadera, o los dos, un poco más grandes de lo normal y eso hace que al girar chocan antes de lo que deberían. Y en medio tenemos al labrum que sufre las consecuencias de ese traumatismo repetitivo. Tras el impacto numerosas veces acaba inflamando y rompiendo el labrum.

Este mayor tamaño se genera o desde el nacimiento o durante su crecimiento en la adolescencia, y es mayor si ha realizado deporte de impacto como la carrera, artes marciales, fútbol o bailes.

De esta manera podemos decirle a nuestra paciente qué le pasa, y entender cómo se ha producido. En otro artículo os explicaremos cómo solucionarlo.

  • Especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica del Instituto Cugat

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