Lesiones de menisco con el Dr. Luis García Bordes

Hablamos con el Dr. Luis García Bordes, especialista en cirugía ortopédica y traumatología del Instituto Cugat.

Las lesiones de menisco son una de las lesiones más comunes de la rodilla, pero ¿qué es exactamente el menisco y que función tiene? 

Cada rodilla tiene dos meniscos (interno y externo). Se trata de estructuras cartilaginosas muy importantes; mejoran la congruencia articular entre el fémur y la tibia, colaboran en la propiocepción articular y, sobretodo, son primordiales en la correcta distribución de fuerzas de presión ante cualquier carga sobre la articulación de la rodilla.  Vendrían a ser los “amortiguadores” de la rodilla. Sin éstos la rodilla se hace más vulnerable.

¿Cuáles son las causas más comunes por las que éstos se lesionan?

La historia natural de la rodilla, como la de otros tejidos del cuerpo humano, es hacia la lenta degeneración o desgaste. Muchos factores influirán en este desarrollo (actividad profesional o deportiva, genética, peso, etc).

Las lesiones de tipo “degenerativo” son en su mayor parte de manejo conservador. La gran mayoría pueden dar sintomatología ocasional y que se autolimita con el tiempo. En caso de síntomas mecánicos (bloqueos o chasquidos articulares) o derrames de repetición podemos considerar la resección parcial (meniscectomía artroscópica) como tratamiento.

En otras ocasiones, el menisco se rompe como consecuencia de un traumatismo. Estas lesiones de tipo “traumático” suelen ser muy sintomáticas y tienen necesariamente otro enfoque. El objetivo debe ser el de reparar la lesión para poder preservar el máximo menisco posible (sutura meniscal artroscópica).

La lesión más habitual es la rotura del cuerno posterior del menisco interno, pero existen muchísimas más (cuernos anteriores, asas de cubo, lesiones de la rampa meniscosinovial, raíces meniscales, etc.), algunas a veces infradiagnosticadas.

¿Cómo podemos saber si el menisco está lesionado? 

La resonancia magnética nuclear (RMN) es la técnica de elección. Pero he de señalar que previa a la RMN, la correcta exploración física es importantísima. Debe existir siempre una correlación entre la sintomatología manifestada por el paciente y los hallazgos de la RMN.

Si ya tenemos el diagnóstico de lesión meniscal, ¿qué hay que hacer? 

Depende de la clínica, del tipo de lesión meniscal y de los requerimientos mecánicos del paciente. Creo que debemos individualizar cada caso. La gran mayoría de pacientes que acuden a la consulta nos explican un inicio detallado de la sintomatología, con una limitación a determinados movimientos de flexión forzada (cuclillas) y rotación, y que no cede a pesar de tratamiento conservador.

A grandes rasgos, podríamos decir que se recomienda la revisión artroscópica a todo paciente activo que presente sintomatología mecánica de la rodilla con una RMN concordante.

Si la cirugía no fuera necesaria ¿qué tratamiento realizaríamos?

Tras un periodo inicial de crioterapia (frío) y antiinflamatorios, me gusta aconsejar la realización de una correcta pauta de rehabilitación dirigida. En este periodo de tiempo deberíamos evitar la flexión forzada de la rodilla.

Y si en caso contrario no podemos evitar pasar por el quirófano, ¿qué técnicas se utilizan? 

La situación ideal sería aquella en la que la reparación meniscal fuera posible (suturas meniscales en cualquiera de sus variantes, y reparaciones de la raíz meniscal). Cuando no es posible la reparación, el tratamiento quirúrgico debe ser muy respetuoso con las estructuras articulares de la rodilla y realizar una meniscectomía parcial y selectiva del fragmento meniscal “irreparable” (resección o extirpación).

En casos muy seleccionados se realiza un trasplante meniscal. Son pacientes jóvenes con antecedentes de resección total/subtotal del menisco, en los que persiste clínica dolorosa en la rodilla por la ausencia de dicho menisco a pesar de un correcto tratamiento conservador.

¿En cuánto tiempo la lesión estará curada?

En los pacientes en los que realizamos una meniscectomía parcial, la recuperación es muy rápida. Una vez solucionado el “conflicto” que provocaba el problema mecánico de la rodilla el paciente puede volver a su actividad habitual en el plazo de 3 semanas.

En el caso de la sutura meniscal, necesitamos un periodo de inmovilización de 3-4 semanas para favorecer la correcta cicatrización de la lesión. Transcurrido este periodo, se inicia un programa de rehabilitación dirigido a recuperar movilidad, fuerza y propiocepción de la rodilla.

¿Y cuándo podré volver a hacer deporte como antes?

En caso de sutura meniscal, estaríamos hablando de un periodo de 2-3 meses para las actividades más cotidianas y de 4-6 meses para las actividades deportivas más exigentes. Siempre dependerá del tipo de reparación (calidad del menisco, características de la ruptura, número de suturas, etc.) y del tipo de actividad deportiva (más o menos exigente para la articulación de la rodilla).

En los casos de meniscectomía parcial, estos plazos se acortan a 3 semanas para actividades cotidianas y 6-8 semanas para las deportivas.

¿Qué consejos nos daría para evitar futuras lesiones?

Hace poco escuché al propio Dr. Ramón Cugat contestar a esta pregunta en una entrevista radiofónica. Su respuesta fue: “Hay que mantenerse activos, hacer deporte de forma saludable y frecuente, para poder mantener el tono muscular necesario para poder vivir en plenitud”. No podría estar más de acuerdo; el sedentarismo y el sobrepeso son malos compañeros de viaje.

  • Especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología

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