Cojeo mucho y me duele la espalda
Antonio no entiende bien por qué viene a verme. Es un corredor habitual y a pesar de tener más de 40 años, sigue haciendo buenos ritmos de carrera, entrenos, medias maratones y se plantea continuar con su maratón anual en diferentes ciudades. Es verdad que últimamente ha variado un poco la forma de correr e incluso en su vida diaria nota una cierta cojera algunos días.
Lo cierto es que consultó con un especialista en espalda porque hace unas semanas, curiosamente coincidiendo con una mayor cojera, empezó con un dolor en la zona de los riñones. Al evaluarlo el especialista le comentó que, si bien tenía unas pequeñas protrusiones que no le darían mucho fastidio, lo que tenía que hacer es venir al especialista de cadera.
Y aquí está, a él que no le duele la cadera en el especialista de esta articulación. Es más, cuando le pregunto de forma activa o le exploro la zona inguinal no tiene dolor. Entonces, ¿por qué está aquí?
Diagnóstico de la falta de movilidad en la cadera
Cuando una cadera deja de tener movilidad, es decir se vuelve rígida, no deja movilizar la articulación, tiene consecuencias para otras partes del cuerpo. La cojera se produce en estos casos porque la pelvis tiene que generar un mayor movimiento para compensar la falta de movilidad. Este exceso de movilidad puede llegar a producir una sobrecarga o una contractura en la musculatura lumbar y con ello dolor de la zona lumbar o lumbosacra.
Estas articulaciones rígidas suelen ser consecuencia de un desgaste avanzado de la cadera. El cartílago ha ido disminuyendo, cerrando el espacio articular y generando una inflamación de la sinovial y de la cápsula, que va degenerándose y generando unas cicatrices cada vez más duras, más fibrosas.
A pesar de que el paciente pueda realizar elasticidad, es habitual que el grado de rigidez sea difícilmente vencido. Es muchos casos se plantean tratamientos con infiltraciones locales para disminuir las molestias que puedan surgir, pero normalmente en el contexto descrito suele plantearse la cirugía.
Soluciones a la falta de movilidad de la cadera
La cirugía será diferente si se conserva o no la cadera. Si la cadera está excesivamente lesionada, sin cartílago, sin espacio en la articulación, con lesiones de espesor completo, sobre todo en pacientes con exceso de peso y mayores, la solución pasa por eliminar la articulación propia y colocar una prótesis de cadera.
Si la cadera tiene todavía criterios que permitan darle vida, se plantea una movilización y una cirugía conservadora retirando parte del tejido blando fibrosado y corrigiendo las deformidades óseas que lo suelen causar.
Este cuadro puede en ocasiones no causar dolor y únicamente encontramos un bloqueo en la movilidad de la cadera, especialmente en la rotación interna. El dolor de tipo inguinal se asocia muchas veces en pacientes con rigidez, por lo que el diagnóstico lo dirigimos hacia la cadera de una forma más sencilla.
Un estudio radiológico nos dará una fotografía muy clara junto los datos del paciente sobre cómo se desarrollará el futuro de su cadera con una alta probabilidad.