• Un doctor sostiene parte de la rodilla con su mano izquierda para que se vea claramente el ligamento cruzado posterior

¿Cómo es el ligamento cruzado posterior?

El ligamento cruzado posterior (LCP) es uno de los principales ligamentos de la rodilla y desempeña un papel crucial en la estabilidad de la articulación. Se encuentra en el interior de la rodilla y se extiende desde la parte posterior del fémur (hueso del muslo) hasta la parte frontal de la tibia (hueso de la espinilla). El LCP se cruza en el interior de la rodilla con el ligamento cruzado anterior (LCA), formando una «X» que proporciona estabilidad a la articulación.

El ligamento cruzado posterior es más ancho y fuerte que el ligamento cruzado anterior. Su función principal es prevenir el desplazamiento posterior de la tibia con respecto al fémur, evitando así la hiperextensión excesiva de la rodilla. Además, el LCP también contribuye a controlar el movimiento de rotación de la rodilla y brinda estabilidad en situaciones de giro y cambio de dirección.

Lesiones del ligamento cruzado posterior.

La lesión del ligamento cruzado posterior es menos común que la lesión del ligamento cruzado anterior. Sin embargo, cuando ocurre, generalmente se produce debido a un impacto directo en la parte frontal de la tibia mientras la rodilla está flexionada, como en accidentes automovilísticos o lesiones deportivas.

Las lesiones del LCP pueden variar desde una distensión o estiramiento del ligamento hasta un desgarro parcial o completo. Dependiendo de la gravedad de la lesión, el tratamiento puede ser conservador con fisioterapia y fortalecimiento muscular, o requerir una cirugía de reconstrucción del ligamento.

Es importante destacar que solo un médico o especialista en ortopedia puede realizar un diagnóstico preciso de una lesión del LCP y determinar el tratamiento adecuado según la situación clínica de cada paciente.

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