La artroscopia de rodilla es una técnica quirúrgica mínimamente invasiva que permite diagnosticar y tratar diversas afecciones de la rodilla de manera precisa y con una recuperación más rápida en comparación con las cirugías abiertas tradicionales. Se realiza mediante pequeñas incisiones por las que se introduce una cámara (artroscopio) y herramientas quirúrgicas especializadas.
¿Cuándo se recomienda una artroscopia de rodilla?
Este procedimiento es ideal para tratar problemas como:
- Roturas de meniscos: Retirar o reparar el tejido dañado.
- Lesiones de ligamentos: Evaluar o reconstruir ligamentos como el cruzado anterior.
- Cuerpos extraños: Retirar fragmentos de hueso o cartílago que afectan el movimiento.
- Condiciones inflamatorias: Tratar sinovitis (inflamación de la membrana sinovial).
- Deterioro del cartílago: Diagnosticar y reparar áreas focalizadas de desgaste.
- Infecciones articulares: Limpiar y drenar la articulación.
¿Cómo se realiza una artroscopia de rodilla?
- Anestesia: Puede ser local, regional o general, según el caso.
- Incisiones mínimas: Se hacen pequeñas aberturas alrededor de la rodilla.
- Uso de la artroscopia: Una cámara transmite imágenes en alta definición de la articulación, lo que permite al cirujano identificar y tratar el problema con precisión.
- Finalización: Las incisiones se cierran con puntos pequeños o cinta adhesiva quirúrgica.
¿Cuánto tiempo dura?
El procedimiento dura entre 30 y 90 minutos, dependiendo de la complejidad del caso.
¿Ventajas de la artroscopia de rodilla?
- Recuperación más rápida.
- Menor riesgo de infección y complicaciones.
- Cicatrices pequeñas y menos dolor postoperatorio.

La fisioterapia con radiofrecuencia ayuda a reducir la inflamación y mejorar la cicatrización durante la recuperación tras una artroscopia de rodilla.
Recuperación tras una artroscopia de rodilla
La recuperación tras una artroscopia de rodilla suele ser más rápida y llevadera que con otros procedimientos quirúrgicos. Aun así, es importante seguir unas pautas específicas durante las semanas posteriores para garantizar una buena evolución y evitar recaídas.
A continuación, repasamos las fases más habituales del proceso de recuperación.
- Reposo inicial: Se recomienda reposo relativo y aplicación de hielo durante los primeros días.
- Fisioterapia temprana: Ejercicios específicos ayudan a recuperar la fuerza, movilidad y estabilidad.
- Regreso a actividades normales: Depende del tipo de intervención, pero suele ser más rápido que con cirugías tradicionales (2-6 semanas para actividades diarias y 3-6 meses para deportes).
Conclusión
La artroscopia de rodilla es una opción segura y efectiva para tratar muchos problemas de rodilla, pero requiere evaluación médica para determinar si es el procedimiento adecuado según tu diagnóstico.