• Un profesional de la salud, usando guantes de látex, manipula una jeringa y tubos de ensayo que contienen plasma rico en plaquetas en un laboratorio, para el tratamiento del dolor articular. El proceso muestra la separación del plasma a partir de la sangre del paciente, preparado para ser utilizado en tratamientos regenerativos y de cicatrización.

Dolor articular: tratamientos

Me tienen que pinchar. O me han pinchado. Las infiltraciones o punciones dentro de la articulación o fuera de ellas son tratamientos muy frecuentes cuando el primer nivel de tratamiento no es efectivo. También cuando la evolución del problema se alarga en el tiempo.

El dolor articular es un problema común que puede afectar significativamente a la calidad de vida. En este artículo quiero explicaros diversas opciones de tratamiento para el dolor en las articulaciones, desde la rehabilitación hasta las infiltraciones y tratamientos biológicos como el ácido hialurónico y el plasma rico en plaquetas. Verás cómo cada uno de estos tratamientos puede ayudarte.

Primera opción: rehabilitación para el dolor articular.

Un problema en la articulación como un poco de desgaste, una condropatía leve o moderada, o una bursitis o trocanteritis que lleva semanas que no nos deja dormir, levantarnos con comodidad, duele al darte la vuelta en la cama, al entrar y salir del coche o al ponerte los zapatos o calcetines está claro que hay que tratarlo.

La mayoría de las veces enviamos a los pacientes a unas sesiones de rehabilitación porque es bastante efectiva. Más del 70% de pacientes en general con problemas de cadera resuelven o por lo menos disminuyen su dolor. Puede ser suficiente, y el dolor que queda es asumible por los pacientes. En realidad, el pensar que les podemos pinchar les produce más temor que el dolor que tienen y por ello mantenemos ese punto.

Pero en algunos pacientes el dolor sigue. Y cuando el dolor persiste, los pacientes quieren que les resuelvas el problema y busques soluciones. Pinchar la zona dolorosa es una de esas soluciones.

Segunda opción: infiltraciones.

La patología suele ser en caso de la articulación un proceso inflamatorio con o sin artrosis. Puede ser un pinzamiento leve que por ahora no planteamos operar, o una artrosis leve que tampoco está para operar o una patología de un tendón, una tendinitis o tendinopatía como llamamos desde hace años.

El caso es que buscamos poner algo que baje el dolor, la inflamación del tejido. Y lo más clásico es utilizar corticoide asociado a algún anestésico local. Los corticoides tienen muy mala fama, pero lo cierto es que siguen siendo un arma muy útil que nos puede ayudar. Lo primero es entender que los corticoides son un fármaco que baja muy bien y rápido las inflamaciones de los tejidos.

Si se aplican a nivel local tiene un efecto mayoritariamente en la zona donde se pinchan. Si es dentro de la articulación baja la inflamación global en la sinovial y si es un tendón lo mismo en ese tendón. Tienen cierta difusión, es decir, que una pequeña parte puede ir al sistema general y dar ciertos efectos generales. Al utilizarse dosis bajas suelen ser molestias más que problemas. El principal inconveniente es que es un tratamiento de corta duración. Si buscamos algo rápido que permita un tratamiento más a largo plazo funciona muy bien, pero no para tratamientos crónicos.

A largo plazo: tratamientos biológicos.

Si buscamos tratamientos para largos plazos entramos en los tratamientos biológicos. Los más utilizados son el ácido hialurónico y el plasma rico en plaquetas.

Ácido hialurónico.

El ácido hialurónico trata de reproducir las condiciones más normales de una articulación porque tiene mucha sustancia que imita el líquido que está dentro de la articulación, el líquido sinovial. Tiene un buen efecto en las articulaciones y una eficacia que supera a medio plazo el corticoide. Es un tratamiento que busca dar alimento a la articulación.

Plasma rico en plaquetas.

El plasma rico en plaquetas es un proceso que varía según la técnica empleada. La idea es obtener plasma del propio paciente, concentrarlo y ponerlo donde está la lesión.

El efecto habitual es que acelera el proceso de cicatrización o curación de esa lesión por un mecanismo natural del propio paciente. Tiene unas tasas más altas de eficacia, rozando el 90% de los pacientes, con una durabilidad que muchas veces supera el año de duración. Eso sí, el inconveniente es que no se produce de forma inmediata, sino que tiene un efecto retardado que puede llegar a los 2 o 3 meses.

Se recomienda, sobre todo en la cadera por la dificultad que tiene pincharla, realizar este proceso con control ecográfico y asegurarse que la infiltración se realiza en el lugar adecuado.

En cualquier caso, los tratamientos con infiltraciones se recomienda realizarlos en asociación de otros tratamientos con fisioterapia, como tono muscular y elasticidad de los tejidos.

  • Especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica del Instituto Cugat

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