Reparación de menisco
Las lesiones de menisco son muy frecuentes tanto en la población general como en deportistas. Existen diferentes tipos de lesiones en función de la localización de la lesión en el menisco (cuerno posterior, cuerpo o cuerno anterior), el grado de vascularización de la región afecta (zona blanca, zona blanca-roja y zona roja), el trazo de rotura (longitudinal, radial, oblicua, horizontal, compleja, o en asa de cubo) o la presentación (aguda, subaguda o crónica). El tratamiento más indicado de estas lesiones dependerá de las características del paciente y de los factores arriba indicados.
¿Cuándo está indicado el tratamiento quirúrgico?
En Instituto Cugat nuestra filosofía consiste en intentar la mayor preservación de tejido meniscal posible. Esta corriente comulga con la tendencia actual de la Sociedad Europea de Traumatología Deportiva, Cirugía de Rodilla y Artroscopia (European Society of Sports Traumatology, Knee Surgery, and Arthroscopy – ESSKA), en la que se defiende el concepto del “Save the Meniscus”. Consiste en intentar evitar el tratamiento quirúrgico y, de ser necesario, intentar siempre la reparación de menisco o sutura meniscal en detrimento de la meniscectomía o retirada de tejido meniscal.
Como se indicaba al principio, existen diferentes tipos de rotura meniscales. Las roturas agudas sintomáticas y las roturas longitudinales en la zona roja son las que suelen responder mejor a la reparación meniscal.
¿Qué es la reparación de menisco?
La reparación meniscal consiste en la colocación de suturas a través del menisco que, en la mayoría de las ocasiones, se anclan fuera de la articulación, en la región externa de la cápsula articular.
Un detalle técnico importante es la de cruentar o rascar los bordes de la lesión, en especial si la lesión no es aguda, para generar un tejido sangrante que facilite la cicatrización.
¿Cómo podemos reparar el menisco?
Existen diferentes maneras de reparar el menisco. A grandes rasgos, tenemos los sistemas de reparación capsulares y menisco-meniscales. Los primeros son sistemas de reparación “todo-dentro”, “fuera-dentro”, o “dentro-fuera” en relación con la manera en la que se pasan las suturas para reparar el menisco.
El sistema menisco-meniscal consiste en pasar la sutura de un lado de la rotura meniscal al otro lado de la rotura (de menisco a menisco y no de menisco a cápsula). Las suturas empleadas en estas reparaciones son irreabsorbibles, y quedarán en el menisco normalmente enterradas en el tejido y de alguna manera incorporadas en el cuerpo sin que causen ninguna sintomatología.
Para el caso de los sistemas “todo-dentro”, además de las suturas se colocan unos anclajes de material “peek” (plástico) que quedarán situados fuera de la articulación, manteniendo el menisco anclado a la cápsula articular.
Además del tipo de sistema de fijación, podemos hablar de la configuración de la reparación. Las configuraciones más habituales serán las verticales superiores, verticales inferiores, horizontales y cruzadas. En la vertical superior, una sutura irá a cápsula por encima del menisco y otra a través del menisco, anclándolo y cerrando la rotura. Para las suturas inferiores, se hará lo mismo pero la sutura que atraviesa el menisco lo hace por la parte inferior. Este tipo de suturas permiten bajar el menisco cuando éste se ha levantado por la colocación de otras suturas.
Existe un tipo de reparación de menisco que merece mención aparte. En ocasiones el tejido meniscal está degenerado de manera importante hasta el punto de que el tejido no va a resistir la colocación de las suturas a través del tejido. En estos casos la reparación se realiza pasando la sutura de cápsula por encima del menisco, a cápsula por debajo del menisco, compactando el tejido meniscal. Esto produce una reducción del volumen, pero permite en la mayoría de las ocasiones preservar mayor cantidad de menisco.
La rehabilitación después de la cirugía de menisco.
La reparación meniscal requiere de un adecuado proceso de rehabilitación después de la cirugía de menisco. Este proceso será más largo cuanto más delicada sea la reparación. En roturas radiales en las cuales intentamos unir ambos lados de la rotura meniscal de lado a lado, debe evitarse la carga (poner el pie en el suelo) durante unas 6 semanas aproximadamente, pues el peso del cuerpo tendrá tendencia a separar los extremos reparados.
En casos de roturas por clivaje horizontal, la carga podrá estar autorizada, pero sin movimiento, es decir, en extensión utilizando muletas y una rodillera. El movimiento con carga produciría un cizallamiento sobre los extremos reparados del clivaje que podría predisponer a la no cicatrización.
El movimiento sin carga podrá estar autorizado de manera más o menos precoz sin forzar más allá de los 60-70º hasta la semana 3 o 4 después de la cirugía, progresando a 10º por semana a partir de entonces. En roturas longitudinales sobre las que existe una solidez de la reparación de menisco, el paciente podría apoyar con muletas (carga parcial) y mover de manera más precoz. En cualquier caso, el concepto será adaptar siempre el proceso de rehabilitación a las características del paciente, de la lesión, y de cómo esté progresando, y no en función del tiempo.
Como resumen final hay que destacar que las roturas meniscales deben ser tratadas de manera conservadora en la mayoría de los casos, excepto las lesiones agudas y aquellas que no respondan adecuadamente al tratamiento conservador. Cuando la cirugía está indicada, la filosofía debería ser preservar la mayor cantidad de menisco, cumpliendo así la tendencia actual sobre el “Save The Meniscus”.
- Especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología del Instituto Cugat
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