Doctor, me he roto el menisco, ¿qué debo hacer?
La rotura de menisco es una de las lesiones más comunes de la rodilla. Aparece tanto en deportistas (giros, cambios de dirección, contacto) como en personas que, con el paso del tiempo, han perdido elasticidad meniscal y se lesionan con gestos cotidianos. Ante el diagnóstico, surgen dudas lógicas: ¿es grave?, ¿hay que operar?, ¿cuánto tardaré en recuperarme?
A continuación, os explicamos de forma clara qué hacer paso a paso.
¿Qué es el menisco y por qué se rompe?
Cada rodilla tiene dos meniscos (interno y externo). Son “amortiguadores” de fibrocartílago que reparten cargas, aportan estabilidad y protegen el cartílago articular. Se lesionan por:
- Trauma agudo: giro brusco con el pie fijo, salto o impacto.
- Degeneración: con la edad el tejido se deshidrata y se vuelve más frágil, por lo que puede romperse con movimientos menores.
¿Cómo reconocer si te has roto el menisco?
Los síntomas típicos son dolor en la línea articular (interna o externa), inflamación horas después del esfuerzo, clics o sensación de “enganche” y, a veces, bloqueo (dificultad para estirar o flexionar completamente). No todas las roturas duelen igual: algunas se detectan de forma incidental en una resonancia.
Primeros pasos cuando aparece el dolor
- Reposo relativo y frío local durante 48 horas para controlar inflamación.
- Evita giros y sentadillas profundas que agraven el dolor.
- Consulta con traumatología o medicina deportiva. La exploración clínica y, si procede, una resonancia magnética definirá tipo, localización y extensión de la rotura.

La fisioterapia y el trabajo progresivo de movilidad y fuerza son fundamentales para una recuperación completa tras una rotura de menisco.
¿Siempre hay que operar?
No. El manejo ha evolucionado hacia preservar el menisco siempre que se pueda.
- Tratamiento conservador: indicado en muchas roturas degenerativas o parciales. Incluye fisioterapia, fortalecimiento de cuádriceps e isquiotibiales, control del dolor, trabajo de cadera y core y adaptación temporal de la actividad. Un porcentaje significativo mejora sin cirugía.
- Cirugía artroscópica: se valora si hay bloqueo, dolor persistente pese a rehabilitación, fragmentos inestables o limitación relevante para la vida diaria o el deporte.
La decisión depende de la edad, actividad, síntomas, tipo de rotura y expectativas.
Opciones quirúrgicas
Cuando la lesión lo requiere, la cirugía busca conservar la mayor cantidad posible de menisco sano. Existen diferentes técnicas según la localización y el tipo de rotura:
- Sutura meniscal (reparación): une los bordes de la rotura para que cicatricen. Es preferible en pacientes jóvenes y roturas en la “zona roja” (mejor irrigación). Preserva tejido y protege la rodilla a largo plazo.
- Meniscectomía parcial: reseca solo el fragmento roto e inestable. Suele ofrecer alivio rápido, aunque implica perder parte de amortiguación.
- Trasplante meniscal: opción minoritaria para casos seleccionados con déficit meniscal y dolor persistente.
Recuperación y vuelta a la actividad
La recuperación depende del tipo de tratamiento y de las características de cada paciente. En todos los casos, un plan de fisioterapia progresivo y supervisado es clave para recuperar la función y prevenir recaídas:
- Conservador: mejora en 4–8 semanas si se realiza un programa de fisioterapia progresivo (movilidad, fuerza, control neuromuscular y propiocepción). Clave: fortalecer sin dolor, priorizando calidad de movimiento.
- Sutura meniscal: requiere protección de la carga y de la flexión al inicio. Retorno a deporte entre 3 y 6 meses, según cicatrización, fuerza y control.
- Meniscectomía parcial: marcha funcional en días, actividades de la vida diaria en 2–4 semanas y retorno deportivo en 4–8 semanas, individualizando.

La ecografía y la exploración clínica permiten identificar el tipo y localización de la rotura meniscal antes de decidir el tratamiento.
En todos los casos, el plan debe ser progresivo y criterio-basado (dolor, fuerza simétrica, estabilidad, test funcionales), no solo por calendario.
¿Qué pasa si no lo trato?
Una rotura inestable puede perpetuar el dolor, favorecer derrames y limitar la movilidad. A medio-largo plazo, la pérdida o el daño meniscal aumentan el riesgo de artrosis al concentrarse más carga sobre el cartílago. Tratar a tiempo y preservar tejido cuando sea posible protege tu rodilla para el futuro
Conclusión
Romperse el menisco no equivale automáticamente a quirófano. Lo esencial es valorar bien el caso y decidir un plan personalizado: empezar por medidas conservadoras cuando procede y operar cuando realmente aporta beneficio.
En Instituto Cugat podemos ayudarte
En Instituto Cugat contamos con amplia experiencia en el diagnóstico y tratamiento de lesiones meniscales, tanto en deportistas de élite como en pacientes activos.
Nuestro equipo integra traumatología, fisioterapia y medicina deportiva para ofrecerte un plan individualizado: desde la valoración clínica y la resonancia, hasta la rehabilitación criterio-basada y, si es necesaria, artroscopia con técnicas de preservación meniscal.
Si has sufrido una rotura de menisco, te acompañamos de principio a fin para que vuelvas a moverte sin dolor y con seguridad.
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