Laura no puede dormir bien desde hace casi un año. Cada vez que da la vuelta y se pone de lado, un dolor en el lateral de su cadera le recorre la pierna y la despierta de forma constante durante todos estos meses.
Síntomas y causas de la trocanteritis.
No descansa y le ha cambiado el humor. Entiende que la inflamación que se ha producido en la zona del trocánter no tiene nada que ver con la artrosis ni con un problema grave, pero este problema le está generando una mala calidad de vida. Si encima le suma todos los cambios que ha tenido los últimos meses, seguramente en relación con la menopausia, se encuentra en un momento vital complicado. Esta situación le hace plantearse si hay algo que pueda hacer para mejorar su estado o incluso si ha hecho algo que haya causado todos estos problemas.
En realidad, sabemos poco sobre las causas de la trocanteritis. De entrada, es una dolencia que tiene muchas caras. En la zona del trocánter hay varias estructuras que están en contacto pero que pueden inflamarse de forma independiente. La bursa trocantérica, la fascia lata, el tendón del músculo del glúteo medio o la zona perióstica del trocánter nos dan lo que llamamos bursitis, fascitis, tendinitis o trocanteritis. Si pasa el tiempo suficiente, será difícil saber cómo empezó porque los pacientes suelen tener dolor en todas estas zonas.
Por qué la trocanteritis afecta más a las mujeres.
Una característica obvia que observamos en esta patología es que afecta en una proporción muy elevada a las mujeres. Las mujeres representan cerca del 90% de los pacientes con esta dolencia. Una de las causas más evidentes es de origen mecánico. El ancho de la pelvis, como parte de la estructura ósea, hace que la tensión de la fascia lata sea mayor y por tanto pueda generar más tensión y a la larga cambios inflamatorios o degenerativos.
Otra causa que conocemos es que, con la edad, los músculos tienen más dificultades para regenerarse. Con el envejecimiento normal y, en mayor medida, con las actividades físicas laborales o deportivas, se producen más lesiones musculares y tendinosas, que, debido a la edad, no cicatrizan a la velocidad ni con la calidad adecuadas. Esto provoca anomalías en la función de estos tendones, causando dolor en el movimiento o a la presión. Lo vemos en los trocánteres y también en los hombros, con patologías del manguito rotador.
El impacto de la menopausia en la salud de los tendones.
Pero estas dos circunstancias no justifican por qué hay un pico de incidencia en una franja tan concreta en el grupo de mujeres en la edad alrededor de la menopausia. Aquí nos encontramos con un campo todavía muy desconocido para los profesionales. Los cambios hormonales, las enfermedades endocrinas, especialmente las alteraciones del tiroides generan una serie de cambios que aumentan los problemas de los tendones. Los hacen más proclives a tener lesiones y a generar síntomas.
No conocemos el mecanismo por el cual lo hacen, pero es evidente que existe una relación entre ambos campos. Pasados unos años de la menopausia, las patologías de los tendones se reducen y vemos una relación de desgaste debido a la edad, pero más igualados por género.
Por tanto, uno de los mayores campos de investigación en la actualidad es descubrir por qué en las mujeres se producen más lesiones de ligamentos, tendones y músculos en relación con estos cambios hormonales.